viernes, 24 de abril de 2009

estrella a mediodía









Mil metros entre él y el suelo,

saborea la altura sobre la ciudad

como un cuervo majestuoso.

 

Son las doce y la estela y el avión

lucen más que el día. Me coloco los lentes de sol,

me paro, enciendo un cigarrillo.

 

Ahí está sonriendo el piloto, nadie lo ve

pero sonríe: él acarició los límites,

besa la libertad más absoluta.

 

Ahí está el piloto brillante, valiente,

en la cumbre. Siente el paso del zenit

al nadir que cruza todo su sistema.

Él entiende la belleza.

 

El avión asciende, asciende, asciende...

y empieza la caída a los cielos

y en una efímera línea

diagonal empieza

a dibujar

su gran

estela

final.

 

Desde abajo se contempló la más hermosa línea nunca antes trazada.

2 comentarios:

Cucaracha homicida dijo...

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Anónimo dijo...

ME GUSTARÍA SABER QUÉ ES LO QUE TE INSPIRÓ...
NESKA.