jueves, 13 de mayo de 2010

Schlegel

Algunos fragmentos extraídos de Lyceum (F. Schlegel) y de Athenaeum (F.Schlegel, A. W. Schlegel, Schleiermacher, Novalis), revistas filológicas fundadoras del romanticismo teórico, poco parecido a Bécquer.

Bogart y Bergman intimidados por la 
crítica de Iena.

[199] La opinión que considera lo sublime del carácter nacional inglés ha sido ocasionada, sin ninguna duda, primero, por los taberneros; sin embargo, han sido las novelas y las obras de teatro las que la han favorecido, y con ello han hecho un reprobable aporte a la teoría de lo siblimemente risible.

[27] Un critico es un lector que rumia. Deberia tener, pues, más de un estomago.

[60] Todos los generos poeticos clásicos, en su estricta pureza, son ahora ridículos.

[72] En el fondo, les gusta mucho que una obra poética sea un poco perversa, especialmente
en su parte central; basta con que no se ofenda abiertamente el decoro y
que todo llegue en último término a buen fin.

[94] A los autores mediocres que anuncian un pequeno libro como si fueran a exhibir
un gran gigante les deberia obligar la policia literaria a imprimir en sus productos
el lema: This is the greatest elephant in the world, except himself.

[106] Nada es más lamentable en su origen y mas terrible en sus consecuencias
que el miedo al ridículo. De el derivan, por ejemplo, la servidumbre de las mujeres
y muchos otros cánceres de la humanidad.

[111] Las enseñanzas que una novela quiera dar deben ser tales, que se comuniquen sólo en un todo, y que no se dejen demostrar de un modo particular, ni se agoten por medio de un análisis. Sino sería en definitiva mejor la forma retórica.

[49] Las mujeres han sido tratadas de un modo igualmente injusto en la poesía como en la vida. Las femeninas ni son ideales y las ideales no son femeninas.

[116] Los alemanes son -se dice-, por lo que respecta a la cima del sentido artistico
y del espiritu cientifico, el primer pueblo del mundo. Ciertamente; solo que hay
muy pocos alemanes.

[423] ¿No debería comenzar propiamente el actual carácter nacional francés con el cardenal Richelieu? Su universalidad rara y casi sin gusto recuerda a muchos de los fenómenos franceses más notables que le siguieran.

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