Mil metros entre él y el suelo,
saborea la altura sobre la ciudad
como un cuervo majestuoso.
Son las doce y la estela y el avión
lucen más que el día. Me coloco los lentes de sol,
me paro, enciendo un cigarrillo.
Ahí está sonriendo el piloto, nadie lo ve
pero sonríe: él acarició los límites,
besa la libertad más absoluta.
Ahí está el piloto brillante, valiente,
en la cumbre. Siente el paso del zenit
al nadir que cruza todo su sistema.
Él entiende la belleza.
El avión asciende, asciende, asciende...
y empieza la caída a los cielos
y en una efímera línea
diagonal empieza
a dibujar
su gran
estela
final.
2 comentarios:
dosmilseiscientossesentayseis, dosmilseiscientossesentayseis, dosmilseiscientossesentayseis, dosmilseiscientossesentayseis
ME GUSTARÍA SABER QUÉ ES LO QUE TE INSPIRÓ...
NESKA.
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