martes, 31 de enero de 2012

Notas en un diario de Ricardo Piglia. 12/02/2011

NOTAS EN UN DIARIO

El perro ciego

RICARDO PIGLIA 12/02/2011
Lunes
No tiene objeto seguir, dijo mi madre. Ninguna resignación. No tiene objeto. Como si ella pudiera decidir el momento. La casa de los abuelos tenía su nombre y su nombre fue lo primero que aprendí a leer. "Ida, ¿ves?", decía ella y me señalaba las letras en el portal. Llevaba un vestido azul. Su imagen en el recuerdo es más nítida que la luz de esta lámpara. Siempre estaba alegre. Al final leves delirios, divagaba. Preguntó ¿Qué dice usted? y sonrió, antes de morir. Y yo no estaba ahí. Oh, madre...

Miércoles
Tengo que llamar a mi madre, pienso de pronto. Pensamientos sueltos, pesadillas. (Sueño que soy un perro ciego. Pequeños movimientos aterrados, el hocico en el aire).
Ilustración de Fernando Vicente.
Ilustración de Fernando Vicente
Domingo
El Gato Barbieri tocó anoche en Blue Note. Mucha gente, todo muy íntimo. No lo escuchaba desde el 77 cuando lo vi en un concierto en San Diego en el que presentó Ruby Ruby. Quiero hacer con algunos amigos un documental sobre el jazz en Buenos Aires. El Gato en los orígenes del free jazz; a mediados de los 60 grabó Symphony for Improvisers, pura improvisación casi sin standard. Steve Lacy se quedó varado y sin plata en Buenos Aires en 1965 o 66 y tocó en Jamaica, donde también tocaban Salgán y De Lio. Me acuerdo que fuimos a escucharlo con Néstor Sánchez que en aquel tiempo quería llevar la improvisación a la prosa: Siberia Blues. Curiosamente, en literatura el jazz siempre estuvo ligado al estilo oral (Kerouac, Borís Vian, Cortázar, etcétera).
Martes
Ella tiene la facultad de hacer amistades, como quien dice hago una obra. Cada una de sus amigas, definida por una cualidad específica, tiene un leve toque diferencial. La muchacha húngara que dirige cursos para dejar de fumar a funcionarios de países en desarrollo de las Naciones Unidas; la joven brasileña que se dedica a descubrir inesperadas galerías de arte en el Bowery a coleccionistas que le pagan el tour; la mujer de mediana edad, ex tenista profesional, que sólo se acuesta con negros. La amistad entre mujeres tiene la forma de una sociedad cerrada donde no hay secretos. Claro que no hay secretos, me dice ella, ni secretos ni vida privada. Hay que vivir en tercera persona. Mira por la ventana, divertida. Aquí abundan las ardillas porque no hay perros sueltos, dice. Habría que importar perros callejeros, etcétera.
Viernes
Larga conversación en el bar de Lahiere's con James Irby, legendario traductor de Borges al inglés, extraordinario profesor de poesía en Princeton. Discutimos algunos poemas de Lezama Lima, entre ellos Oda a Julián del Casal, sobre el que Jim ha escrito un largo ensayo al que todavía considera incompleto. Tendrías que hacer un libro sobre ese poema, le digo. ¿Hay algún libro dedicado a un solo poema? Recordamos el ensayo de Butor sobre un sueño de Baudelaire. Los versos son como el resto diurno del sueño, un tejido de imágenes rotas, de recuerdos y palabras perdidas. Calasso ha publicado ahora un libro sobre el mismo sueño de Baudelaire, me dice Jim, pero sin citar a Butor. La clave del trabajo de Jim es que analiza poemas escritos en lengua extranjera. La lectura es siempre incierta e indicial, las palabras parecen piedras en un muro: el sentido depende del peso, del volumen, de la posición. Llamamos a ese modo de leer, crítica concreta. En la misma dirección, me hace notar que el final de Blanco nocturno alude a la anáfora del poemaMetempsicosis de Rubén Darío, que yo he leído muchas veces a lo largo del tiempo pero en el que no pensé mientras escribía la novela. Jim lo recita, con aire irónico, marcando la suave escansión de los endecasílabos y el corte de la estrofa: Yo fui un soldado que durmió en el lecho / de Cleopatra la reina. Su blancura/ y su mirada astral y omnipotente. / Eso fue todo // Y crujió su espinazo por mi brazo; / y yo, liberto, hice olvidar a Antonio. / (¡Oh el lecho y la mirada y la blancura!) / Eso fue todo. Y luego de una pausa, poniendo ahora énfasis en el ritmo metálico del verso, dice la última estrofa: Yo fui llevado a Egipto. La cadena / tuve al pescuezo. Fui comido un día / por los perros. / Mi nombre, Rufo Galo. / Eso fue todo. Me olvidé un par de estrofas, dice mientras salimos a la calle. A veces uno olvida para mejorar los poemas, le digo. No fue este el caso, sonríe Jim. Afuera, ya es de noche. Sabes que van a cerrar este bar, ¿no?, me dice, apenado.
Mientras tomaba nota de la conversación de hace un rato con Irby, recordé que la metempsicosis -la palabra que Molly no comprende al empezar la novela- está en el origen del Ulises de Joyce. Bloom es la reencarnación del héroe griego. Esa concepción define la intriga. Tiene razón Auden cuando señala que los artistas cambian de visión del mundo para renovar su poética. Explicaba así su adhesión al marxismo y también la pasión tardía de Yeats por el espiritismo o la conversión al catolicismo de Eliot o el populismo de Tolstói. El escritor no inventa la ideología, la encuentra hecha y la utiliza como material de trabajo. Antes de criticar los pensamientos de un escritor, hay que analizar su función técnica. Las dudas de Hamlet sirven para retardar la acción.
Lunes
Había ido a la inauguración de una muestra de León Ferrari en Filo, y cuando salía se encontró con Miguel, un amigo de toda la vida, y se quedó con él. Empezaron a beber en distintos bares y primero Julia y después la chica que estaba con Miguel los dejaron solos. Los dos eran -o habían sido- buenos escritores pero ya no publicaban y los recuerdos de la juventud los ayudaban a seguir. Sobreentendidos, bromas sangrientas, referencias equívocas. Conversaciones errantes, difíciles de transmitir: sesgadas por la doble temporalidad de la ironía, por su captación diferida. Terminaron al amanecer en uno de los últimos bares abierto de la ciudad, atrás de la Recoleta, y se despidieron como si ya nunca se volvieran a encontrar. Emilio volvió a su departamento, Julia no estaba, se había hartado de esas historias de borrachos. Se sentía mareado, desvelado; buscó una botella de agua en la heladera; después bajó a comprar cigarrillos y cuando cruzaba Ayacucho hacia Santa Fe vio la iglesia. ¿Hacía cuántos años que no entraba en una iglesia? La quietud, las mujeres sentadas en los bancos de madera, el pilar de agua bendita, un sacerdote atrás de los visillos de la celda, palabras en latín, murmullos. Entonces va hacia el confesionario, se arrodilla. El cuento ¿termina ahí? ¿O incluye lo que dice al confesarse?
Viernes
David Simon, el creador de la serie The Wire, es un gran narrador social. Incorpora a la intriga policial los hechos del presente (la economía de ajuste de Bush, la manipulación de las campañas políticas, la legalización de la droga). En el capítulo-piloto de Treme, su nueva serie de televisión que vi la otra noche, el marco es Nueva Orleans después de Katrina: nunca los desastres son naturales, esa es la poética de Simon. La narración social se ha desplazado de la novela al cine y luego del cine a las series y ahora está pasando de las series a los facebooks y a los twitter y a las redes de Internet. Lo que envejece y pierde vigencia queda suelto y más libre: cuando el público de la novela del siglo XIX se desplazó hacia el cine, fueron posibles las obras de Joyce, de Musil y de Proust. Cuando el cine es relegado como medio masivo por la televisión, los cineastas deCahiers du Cinéma rescatan a los viejos artesanos de Hollywood como grandes artistas; ahora, que la televisión comienza a ser sustituida masivamente por la web, se valoran las series como forma de arte. Pronto, con el avance de las nuevas tecnologías, los blogs y los viejísimos emails y los mensajes de texto, serán exhibidos en los museos. ¿Qué lógica es esta? Sólo se vuelve artístico -y se politiza- lo que caduca y está "atrasado".
Martes
En la esquina de Witherspoon y Paul Robeson, un hombre, con jeans y campera de franela a cuadros, alza un cartel de apoyo al candidato republicano en las elecciones legislativas. Le agregó una banderita norteamericana, señal de que pertenece a la derecha nacionalista. Hace propaganda aprovechando el semáforo largo. Nunca había visto un acto proselitista de un solo hombre. Acá todo se individualiza. Así funcionan también los atentados políticos. Lee Harvey Oswald; el asesino de Martin Luther King; el que disparó contra la congresista demócrata en Arizona. Son sólo actos de un individuo perturbado, singular. Esa personalización extrema es "la apariencia puramente estética" del mundo social, como decía Marx hablando de Robinson Crusoe. No se ven las luchas sociales, pero su ausencia se expresa alegóricamente: un empleado de correos, en Ohio, despedido de su empleo, se sube a una torre y mata a los que pasan por la calle. Otro ejemplo es el fallo de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos que aprobó (caso Citizens United) la ley que obliga a considerar ciudadanos individuales a las poderosas corporaciones económicas. La utopía del capitalismo norteamericano es que los grupos de poder y las fuerzas sociales sean considerados personas aisladas. Todos los individuos serían iguales, cada uno de ellos un Robinson que lee la Biblia en su isla desierta.
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domingo, 29 de enero de 2012

Notas en un diario de Ricardo Piglia. 29/01/2011

FRAGMENTO LITERARIO: NOTAS EN UN DIARIO

Un detective privado

RICARDO PIGLIA 15/01/2011
Lunes
Paso la noche internado en el Hospital de Princeton. Mientras espero el diagnóstico, sentado en la sala de guardia, veo entrar a un hombre que apenas puede moverse. Alto, ojos claros, saco negro de corderoy, camisa blanca, corbata pajarita. Le piden los datos pero él vacila, está muy desorientado, dice que no puede firmar. Es un ex alcohólico que ha tenido una recaída; pasó dos días deambulando por los bares de Trenton. Antes de derivarlo a la clínica de rehabilitación tienen que desintoxicarlo. Al rato llega su hijo, va al mostrador, completa unos formularios. El hombre al principio no lo reconoce pero por fin se levanta, le apoya a su hijo la mano en el hombro y le habla en voz baja desde muy cerca. El muchacho lo escucha como si estuviera ofendido. En la dispersión de los lenguajes típico de estos lugares, un enfermero puertorriqueño le explica a un camillero negro que el hombre ha perdido sus anteojos y no puede ver. "The old man has lost his espejuelos", dice "and he can't see anything". La extraviada palabra española brilla como una luz en la noche.

domingo, 22 de enero de 2012

La estética como ideología. II.


El segundo capítulo de la obra de Eagleton está dedicada, principalmente, a Shaftesbury, Hume y Burke. Y no me refiero a personajes de Perdidos.

La tendencia del empirismo británico, por oposición al racionalismo alemán, es inductiva (analiza lo particular para extraer leyes generales). Con la moralidad hay una tendencia subjetivista:
Nuestro sentido moral, sostiene el conde de Saftesbury, consiste en una 'antipatía o aversión real hacia la injusticia o el error, y en un afecto real o amor hacia la igualdad y el derecho por sí mismos y en razón de su belleza y dignidad natural'. Para Shaftesbury, los objetos del juicio moral son tan inmediatamente atractivos o repulsivos como los del gusto estético (89).

sábado, 21 de enero de 2012

La estética como ideología. I.

Terry Eagleton

En varias entregas planeo ir aportando mis someras notas sobre la lectura de La estética como ideología de Terry Eagleton. Mi formación de filólogo (y encima hispanista) es naturalmente insuficiente para un texto de estas características, pero en cualquier caso, estas notas deberán ser consideradas como apuntes de carácter básico y personal, y también basadas en aquello que más me interese de la obra, que puede ser que no sea, por otro lado, lo más importante.

Obviaré información sobre Eagleton que pueda encontrarse en la wikipedia y en los dos volúmenes autobiográficos (Después de la teoría y El portero)

Notas en un diario de Ricardo Piglia

Ricardo Piglia lleva un diario que es considerado ya como mítico, la gran obra de su vida, digamos, y que lleva siendo escrita durante largos años. En alguna ocasión dijo que sentía que publicaba todos sus libros para poder publicar, luego, El diario. Ese diario es para Piglia su laboratorio de ficción, el espacio literario donde todo cabe. El periódico El País comenzó el año pasado a publicar algunos fragmentos de este diario que se vieron interrumpidos durante unos meses y que hoy se retoman, siempre con las ilustraciones de Fernando Vicente. En la etiqueta de abajo tendréis acceso a las notas que iré publicando paulatinamente, hoy la que salió publicada con Babelia, y posteriormente, las que ya habían aparecido durante el año pasado.

Notas en un diario de Piglia, aquí.

Notas en un diario de Ricardo Piglia. 21/02/2012


FRAGMENTO LITERARIO: NOTAS EN UN DIARIO

¿Qué gato?

RICARDO PIGLIA 21/01/2012
Viernes
Aterrizo a la mañana en Buenos Aires después de meses de ausencia. Doy vueltas por la casa, abro las ventanas, hago algunas llamadas. En el estudio está cristalizado el día en que me fui, como si hubiera salido huyendo. Un diario La Nación del mes de mayo en el sillón; fichas, diagramas y notas sueltas pegadas en la pared (Hombres de impermeable blanco, con lentes negros, la amenazan. La muchacha piensa: Si miro las armas estoy perdida. / Kilómetro 36: la casa de W. H. Hudson. / Hay mujeres que en lugar de envejecer, enloquecen.) Sobre la mesa los libros que quizá estaba leyendo: El sol que declina de Osamu Dazai,Terrorism and Modern Literature de Alex Houen, Plotting Terror de Margaret Scanlan, El amparo de Gustavo Ferreyra. ¿En qué andaba yo en aquel tiempo?
Ella se ha quedado en Filadelfia, espera seguir a Los Ángeles y luego a Tokio. Viaja sin equipaje. "Solamente voy a llevar mi máquina de fotos y las píldoras para dormir", dice.

viernes, 20 de enero de 2012

Walter Benjamin

Fue un motivo de dudas, siempre, la muerte de Walter Benjamin. Creo que tal vez las dudas sobre su muerte, más que por los hechos, vengan dadas por la rebelión ante los motivos, ante la adversa suerte, el trágico destino. Walter Benjamin (1892-1940) murió en Portbou, en la frontera catalana con Francia, a donde había llegado junto a un grupo de judíos exiliados que marchaban a Lisboa para, desde allí, viajar a los Estados Unidos. Él había conseguido un visado gracias a Theodor Adorno, quien le esperaba en Nueva York, donde, como él y Horkheimer o Hannah Arendt, podrían continuar sus distintos trabajos de investigación y enseñanza.
Bien, llegaron todos a Lisboa, menos Walter Benjamin, quien aparentemente se habría suicidado. Hay varios motivos que inducen a esta hipótesis: un testimonio llegado a Adorno a través de una conocida, Henny Gurland (futura esposa de Erich Fromm) que habría sido la conexión entre ambos, la negativa de la policía franquista a dejarlo pasar, la posible persecución de la Gestapo, su precario estado de salud...

jueves, 12 de enero de 2012

Fogwill: Dos hilitos de sangre

Cuento jodidamente genial de Fogwill, viejo mala leche y gorila con un punto encantador. Murió de fumar mucho.

Aquí el cuento (a partir de la página 15).
La foto es de aquí